de Fabiana

El grupo Salvatablas ofrece una mirada humana hacia un sector de la sociedad que suele ser discriminado, maltratado dentro y fuera de la cárcel.  Lo valioso de este movimiento es que enseña tanto a los presos como a los ex presidiarios y a las personas en libertad que todos necesitamos un espacio donde expresarnos sin prejuicios, donde todos somos iguales sólo por el hecho de ser personas. La libertad no sólo se pierde tras las rejas, todos somos presos de prejuicios, de la sociedad y hasta de nosotros mismos. Claro que estando detenido, las sensaciones comunes a todos se unen al hecho físico de estar  entre rejas, expuesto a la violencia propia de las cárceles, al ahogo y las ataduras del encierro.

Al ser actriz y vivir yo misma la liberación que ofrece del teatro, siempre fui conciente de que el arte en un sano contexto, o cuando bien se practica es sinónimo de libertad. Lo que nunca podía llegar a prever, y me sorprendió felizmente, es que puede calar tan hondo y ejercer un poder sanador tan grande en personas en una situación tan angustiosa como lo están las que forman parte del grupo Salvatablas.

Escuché atenta e interesadamente cada testimonio del proceso de cada miembro que quiso compartir su historia conmigo. Al principio me encontraba escéptica ante los relatos; no podía creer que tan sólo un grupo de teatro hubiera cambiado la vida de un hombre, que solía estar tan vacía y desesperanzada. Al compartir más tiempo y vivenciar yo misma aquel proceso, conocer aquellas personas, aprender sus nombres, sus historias, conocer sus familias, me di cuenta que era real. Salvatablas realmente los transformaba, les devolvía las esperanzas y hasta en algunos casos se las hacía conocer por primera vez.  Este maravilloso grupo, de alta calidad humana y artística, estos talentosos coordinadores que se entregan a una noble causa sólo para alimentar sus espíritus, hicieron más que ayudarme durante el proceso de investigación de la tesis, me enseñaron que el teatro no tiene fronteras.

FABI